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2.11.11

MÚSICA VISUAL


Dos páginas del número especial de Rockdelux
Seguro que, como todos los especiales que han publicado, el número 300 de la revista Rockdelux generará controversia. Los detractores afirmarán que es una forma rápida de llenar el espacio y que no tiene la profundidad de los anteriores monográficos. Por el contrario, los defensores —entre los que me cuento, claro— razonarán que es una forma diferente de contar qué ha sido la música popular desde el año 1984. Que retorna a la música su componente visual, indisociable, para mí, del universo pop.

Doy fe de que la gestación del número no ha sido en absoluto ni fácil ni rápida. Que el trabajo de edición, de selección y compaginación ha tenido bien ocupada a la redacción, así que la argumentación crítica queda desactivada, al menos en su primera asunción.

El número ofrece 373 fotografías realizadas por el equipo de la revista durante los últimos 27 años. Es decir, estamos ante un catálogo de imágenes propias, tomadas por y para la revista. Y ello, en momentos de repetición de comunicados e imágenes promocionales, es un valor añadido a tener muy en cuenta. Porque es la visión de la revista y de sus fotógrafos, no la de los equipos de promoción de los artistas. Porque tendrá todos los defectos que se quiera, pero es una visión propia y única, diferente.

El monográfico anima a jugar, a desplazarse por las páginas. Junto a las fotografías, sólo el nombre del artista y el año. Para conseguir más información, hay que dirigirse al índice del final, que acredita al fotógrafo y ofrece el contexto en breves párrafos que, sin embargo, son bastante más ilustrativos que el tradicional pie de foto.

Me queda por analizar la segunda argumentación crítica, aquella que afirmaba que un número compuesto por imágenes no ofrece la profundidad del texto. Bien, todo depende del valor que se le dé a la imagen. Ya sabemos que algunos afirman que la superabundancia de éstas ha reducido su importancia. Actualmente tampoco se le da mucho valor a la palabra escrita, así que, en esto, no hay excesivas diferencias. Por mi parte, he de decir que, tras ojearlo, auguro muchas horas de visionado de imágenes y de lectura de sus textos. De profundización entre sus páginas. Así, que, por lo menos en mi caso, esta crítica tampoco se aguanta. Es un especial para atesorar y consultar, al igual que los anteriores monográficos que han editado. 

La historia que muestra es, en parte, mi historia. Pasando las páginas me reencuentro con imágenes, con momentos que, contemplados a través del visor, han marcado mi vida en los últimos lustros. Algunas fotografías que, desde la distancia que da el tiempo, siguen emocionándome y me ofrecen la mayor de las recompensas. Me refiero a la que me llegó de manos de un amigo, que me enseño un twitter en el que un lector decía haberse emocionado con las imágenes de dos grandes que ya no están, Enrique Morente y Vic Chesnutt. Espero que la mirada limpia y confiada que logramos entablar tenga algo que ver.

30.12.10

AÑO NUEVO, VIDA NUEVA


A punto de acabar 2010, un año de pérdidas.

Si la historia de nuestra vida es tropezar, caernos y volvernos a levantar hasta que llegue el día en el que nos abandonen las fuerzas, espero poder seguir tropezando durante muchos años más. Se va el año y con él nos dejó Morente, un vacío que todavía siento, como también me sucede con la desaparición de Vic Chesnutt, ya lejana pero igualmente sentida.

Me siento honrado de que dos de mis fotografías ilustren el artículo que el número de enero de Rockdelux dedica a la memoria de Morente. Me satisface que se hayan escogido dos imágenes en las que el maestro vertía su gran humanidad se vertiera por los ojos. Me gusta y me duele verlas. Preferiría que no aparecieran y que él siguiera con nosotros, creando y compartiendo su arte, pero no puede ser.

Al año que está a punto de llegar no le pido nada. No hay que pedir, hay que hacer. Como primera acción que abre el nuevo año, un nuevo espacio en el que mostrar mis imágenes:

http://www.oscar-garcia.com

No les negaré que me hace gracia haberme convertido, casi, en marca comercial. Signo de los tiempos.

Feliz entrada de año.

28.12.09

MOTIVOS PARA VIVIR


Les hablaba el sábado de Vic Chesnutt y de su decisión —llevada a término— de quitarse la vida. Respeto las elecciones de cada uno con su propia vida, incluso las más drásticas. Pero siempre que me planteo la cuestión —y eso que algunos afirman que no soy, precisamente, la alegría de la huerta— tengo muy claro que la decisión entre vivir o matarse es una alternativa entre la nada y algo. Y ese algo siempre tiene la capacidad de poder ser positivo. Con lo cual, si decides continuar con vida, por lo menos tienes la posibilidad de que algo te enriquezca, te alimente el alma. Siempre encuentro motivos para vivir. Aquellos que me rodean, las vivencias, las diferentes artes que me llenan, incluso una conversación casual o ese rayo de sol que, de repente, entra por una ventana. No creo en la felicidad, así, en general, como un estado beatífico que se pueda conseguir. Sí que creo, en cambio, en los momentos felices, esos instantes de intensidad que valen por todos los sinsabores que toda vida conlleva.

Me viene a la cabeza Alan Sparhawk. A pesar de que, en su última gira con Low, llegó a llorar sobre el escenario debido a sus desequilibrios, en su actuación en el Primavera Club al frente de los Retribution Gospel Choir vivió momentos de absoluta felicidad, como el que irradia la fotografía. ¡Ah! ¡El nuevo disco de Retribution Gospel Choir! Creo que también irá a la lista.

Buenos días.

26.12.09

HASTA SIEMPRE, VIC



Y se fue. Hacia allí, de donde nunca se vuelve. Una sobredosis de relajantes musculares le indujo un coma que se convirtió en irreversible. Se fue dejando sólo una nota de despedida, de forma tranquila, casi como si le dieran apuro las molestias que su muerte provocaría. Vic Chesnutt decidió poner fin a su vida, lastrada desde que, con 18 años, un accidente de circulación lo postrara para siempre en una silla de ruedas. La suya parecía una historia de superación, pero llega un momento en el que hasta los héroes deciden tomarse vacaciones.

Tuve la suerte de compartir una cena con él, hace poco más de un año. Recuerdo como, después del concierto, se alejó para fumar tranquilamente, para desconectar del mundo en el que vivía. Esos momentos, al igual que esa tristeza presente en todas sus canciones, eran indicadores claros. A pesar de su gran sentido del humor, de esa mirada irónica sobre nuestras vidas. Vic decidió irse el día de Navidad. No necesito la llegada de salvadores. La existencia de Vic Chesnutt nos hacía un poco más humanos. A partir de hoy me siento un poco más huérfano.

Buen viaje, Vic. Hasta siempre.

Buenos días, a pesar de todo.