2.3.07

My funny Valentine ...


... musitaba con un hilillo de voz Chet Baker, y nos hacía estremecer; nos obligaba a sentir la tristeza de estar vivos. Ese mismo sentimiento, entre depresivo y receptivo, es el que me invade cuando paso unos cuantos días en el dique seco, sin hacer fotos. Por suerte, estas últimas semanas han sido cualquier cosa menos improductivas. El fin de semana pasado, sin ir más lejos, me tragué 7 conciertos y colaboré en una sesión de fotos. Vale, lo de los siete conciertos tiene trampa: cuatro fueron en el Minifestival, y tres, en la gala de Marc Almond en el Apolo. Pero, aun así, no me negarán que el cómputo es elevado. Empecé la semana destrozado, con mis pobres huesos, que ya cargan con el peso de algunas décadas, maldiciéndome, pero feliz. Inmensamente feliz.


Ahora vuelvo a estar en barbecho. A la espera de que me ofrezcan cubrir otro concierto. Lo bueno del caso es que puedo postear en mi intermitente blog. Y puedo incluir en él una foto de Little Annie. La típica artista de la bohemia neoyorkina, un híbrido entre Nina Simone y Laurie Anderson. Que disfruten de sus bailes.