26.1.10

LA BÚSQUEDA PERENNE


Sí, ya sé que este espacio puede parecer en los últimos días un altar más que un lugar para la reflexión, pero es que el músico se lo merece. Ayer puesta de largo del proyecto Seward, otra de las innumerables mutaciones de Adriano Galante, en el Jamboree, y nueva evidencia del talento musical del hombre con el corte de pelo asimétrico y de sus secuaces.

Seward es un combo electroacústico que aúna piano, contrabajo, cello, guitarras y manipulaciones sonoras entre las que destacó una reinvención del clásico theremin. Un grupo que se sitúa en la búsqueda permanente de las fronteras de lo conocido como canción. Es por ello el proyecto más arriesgado, en el que los intérpretes se fugan de la estructura tradicional, caminan al borde del abismo y se acercan a la desintegración de lo que comúnmente se llama música. Un ejercicio arriesgado y, por ello, más valioso por su osadía. Menos inmediato que otros proyectos, pero muy sugerente. En su presentación escuchamos interludios inconexos combinados con instantes de esa intensidad dolorosa que sólo los verdaderamente grandes consiguen.

No sé qué pasará en el futuro con Adriano y sus diferentes encarnaciones. Si despegará —como sería lo lógico— o se mantendrá en ese limbo de desconocimiento, en territorio para aventureros. Sea como sea, es, desde ya, una de las mejores cosas que le han pasado a la música por estos pagos. El próximo domingo, a partir de las 21.30, en el Heliogàbal, tienen otra oportunidad de apreciar esta delicatesse. Yo de ustedes no me lo perdería.

Buenos días.

25.1.10

MERI ALEXANDERPLATZ


A veces, uno se queda sin palabras y decide disfrutar de aquello que ve.

Buenos días.

22.1.10

COSAS QUE PASAN EN BERLÍN


Consultas una guía del ocio, Zitty, por ejemplo y descubres que Jason Pegg, de Clearlake, actúa en solitario para presentar su nuevo álbum en un antro de depravación como el Kaffe Burger. Tras congelarte a la intemperie en varios andenes descubiertos del U-Bahn a siete grados bajo cero, aplastas cientos de metros de nieve para llegar al local y te solazas al saber que la entrada cuesta sólo 5 euros. Te sumerges en la iluminación rojo sangre del local y descubres que hay unas 10 personas más esperando la actuación, 5 de ellos, un grupo de chinos que parecen integrantes de una tríada mafiosa y que están más atentos a ese humor oriental infantiloide que a lo que pueda acontecer en el escenario. Empieza el concierto y te das cuenta de que todos los inconvenientes valían la pena para disfrutar de una velada especial. Son cosas que pasan en Berlín.

Les adjunto el último single del Sr. Pegg, que viene a decir algo así como “hago las cosas a mi manera, si me salen bien, mío es el mérito; si no, me puedes echar toda la culpa”. No puedo estar más de acuerdo con él. Bella canción de mimbres clásicos, esta “The credit or the blame”.



Y ahora, cosas que pasan en Barcelona. He estado últimamente más inactivo de lo que quisiera. Obligaciones, ya saben. Por ello, mis disculpas. Para hacerme perdonar, dos recomendaciones casi, casi, imprescindibles.

El sábado, la sala Miscelánea ofrece una velada de celebración de su quinto aniversario. Aparte de colaborar con ellos para que sigan siendo uno de los polos de vanguardia de nuestra bella ciudad adormecida, los argumentos musicales, Four Tet y Les Aus, son más que suficientes.

Y el lunes, el Sr. Adriano Galante, en una de sus reencarnaciones, al frente del grupo Sewald, protagonizará la What The Fuck Jam Session del Jamboree. Avisados están.

Buen fin de semana.

15.1.10

UN DETALLE


Un corazón dibujado en la nieve. Un detalle juguetón, lleno de humanidad, que desafía la dureza del paisaje berlinés. Puede parecer una tontería, pero esa suma de contrarios es la esencia del carácter de la ciudad. Anárquica, informe, mutable, llena de vida. Cuanto más la visito, más inabarcable.

Hoy, antesala del fin de semana, les dejo un tema de mis queridos Gravenhurst, “Song from Ander the archers”, de su álbum “Fires in distant buildings”, editado el 2005.



No es que tenga mucho que ver con la imagen, más allá de que me apetece incluirla. Bueno, quizás coincida esa esquizofrenia entre contrarios que, en la canción, se turnan durante sus diez minutos de duración: la voz melosa y suave de Nick Talbot y las partes enérgicas y repletas de distorsión. Espero que la disfruten, especialmente Jordi.

Buen fin de semana.

14.1.10

MEMORIAL DE GUERRA SOVIÉTICO (TREPTOWER PARK)


Los cuerpos de miles de soldados soviéticos reposan bajo este memorial. Miles de sueños y vidas borradas antes de tiempo, cadáveres entrelazados bajo tierra.

El memorial construido por los soviéticos ensalza el sacrificio por la madre patria y es, todavía hoy, lugar de peregrinación de los jóvenes rusos que visitan Berlín. Portan rosas en sus manos y botellas de vodka que dejan en la capilla, a la salud de los muertos.

Honor, valor, sacrificio son palabras que acostumbran a resonar en este tipo de monumentos, erigidos por las mismas autoridades a las que no les temblaba la mano al enviar a cientos de personas a una muerte segura por conquistar una posición. Son los mismos que ordenaban disparar a aquellos soldados que no se mostraran lo suficientemente fogosos a la hora del combate. Tras la guerra se ensalza la entrega de cada uno de los soldados pero, en la batalla, nadie tiene en consideración a cada persona, cada historia. Son sólo materia prima fungible.

La nieve caía mansamente, apenas acariciando las mejillas. Tras contemplar la capilla, me giré y vi en la explanada a una familia con un bebé que quizás venían a rendir memoria al abuelo de uno de ellos. Los que se fueron hace tiempo y el recién llegado, juntos. A veces, parece que la vida se divierta.

Buenos días.

13.1.10

LOS ÚLTIMOS SORBOS


Creo que fue anteayer por la noche cuando se conoció la muerte de Eric Rohmer, uno de los grandes de la historia del cine. Tuvo una vida longeva y más que aprovechada. Una muerte más en el ámbito de las Artes. Se podría llegar a pensar que los últimos meses han sido muy negativos el mundo de la cultura. Pero, a la que uno lo piensa, esta corriente no hará más que aumentar. Aquellos que puedo considerar referentes lo son desde mi adolescencia, hace ya una veintena de años. Es ley de vida que vayan desapareciendo. Miras alrededor y ves cómo se van apagando esas vidas que te acompañaban y que conformaban tu universo. Ves la zapa del tiempo, que cambia subrepticiamente, pero de forma continua, el mundo.

Nevaba en Berlín junto al monumento erigido sobre la fosa común de los 7.000 soldados rusos fallecidos en la toma de la ciudad. Tras la visita, nos refugiamos en un bar de barrio, de cocina casera y bien acondicionado, como acostumbran a estarlo las casas en la fría Alemania. Un anciano, que seguramente era niño cuando las tropas soviéticas cercaban la ciudad, apuraba los últimos sorbos de su cerveza.

Buenos días.

5.1.10

LOS MONSTRUOS COTIDIANOS


Nos gusta mirar películas de terror, asustarnos de alienígenas amorales, conocer las motivaciones de asesinos en serie, de monstruos fácilmente identificables. Pero los monstruos de verdad estén entre nosotros. Camuflados. Y no se distinguen por su agresividad exagerada, ni por su ensañamiento con las vísceras. Los monstruos cotidianos también aman la oscuridad, sí. Y se mueven entre las sombras, pacientes. Gestan su ataque con mueca inocente. Amagan sus colmillos a pesar de las sonrisas. Niegan sus intenciones. Pero hay un brillo acerado en sus ojos, un velo de inhumanidad que traspasa el disfraz. Mírenlos directamente a los ojos... y asústense.

En la foto, a la derecha, una Gorgona de HR Giger. La exposición de sus obras fue, quizás, lo único trasgresor que encontré en mi último viaje a San Sebastián. A la izquierda, Meritxell, un trasunto de la comandante Ripley.

Que el día y la noche les sean propicios.

4.1.10

CONTINÚA LA CUESTA


Acabó el 2009 y todos queremos creer que algo cambia al son de las campanadas. Los buenos deseos se mezclan con la esperanza ciega, porque no deseamos ver sino soñar. Pero se respira el fin de las fiestas y, al mismo tiempo que se desmontan las luces y se lanzan los árboles de Navidad para ser triturados —qué gran alegoría—, el gris de nuestras vidas vuelve a inundarnos.

Dicen que la Navidad es tiempo de depresiones y supongo que la obligación social de ser feliz provoca el efecto contrario en aquellos que no tienen motivos para serlo. Pero Enero seguramente debe de ser también uno de los meses negros, porque empezamos a ver lo que se nos avecina.

Sólo nos resta enfrentarnos a la cuesta, a la lucha diaria, con la misma ilusión que los niños. Y no ser ciegos pero evitar que lo que veamos nos inmovilice. Sigamos luchando, porque la vida es lucha.

Buenos días y buen año.