26.2.10

DE LA VIDA DE LOS TROVADORES


Thalia Zedek, entrando en el minúsculo escenario de la sala Sidecar, ayer noche, con vinilos y cds en sus manos. La suerte no la acompañó. Problemas de conexión con el amplificador la estuvieron martirizando intermitentemente durante su actuación. Quizás por ello no acabara de encontrarse cómoda y no fue tan intensa como otras veces que le recuerdo. Aun así, valió más que la pena trasnochar para escucharlos, a ella y a su grupo. Porque una noche correcta de la banda de Thalia es una gran noche.

Thalia y sus productos manufacturados, que extendió sobre el suelo del escenario tras finalizar el concierto. Arte encapsulado. Una forma de incrementar levemente los ingresos de la actuación. Porque difícil es la vida de los trovadores.

Thalia y sus ojos implorantes. Siempre me han fascinado. Ojos de quien ha visto mucho, de alguien dolido con el mundo pero que sigue luchando, porque la vida no es más que eso.

Esta noche tendremos otra trovadora destacable. Jill Tracy, en La2 de Apolo. Si se acercan, podrán ver unas gafas negras de pasta balanceándose al ritmo de sus acordes al piano. Balanceémonos porque el mundo sigue dando vueltas y nosotros en él.

Buen fin de semana.

25.2.10

UNA ESTÉTICA PROPIA


La estética como reafirmación, tanto de uno mismo como de su música. El deseo de marcar los tiempos, de ser amo del proceso de producción. La creación como aprendizaje. La capacidad de compartir afinidades electivas, de descubrir pasiones compartidas.

De todo eso puede versar una sesión de fotos. Un proceso de encuentro, de interrelación, algo mucho más complejo que hacer parpadear el disparador.

Mañana viernes, Jill Tracy estará en La2 de Apolo acompañada de Paul Mercer. Tras conocerles, tengo más claro todavía que valdrá la pena escucharlos.

24.2.10

SOMOS HUMO


Vivimos, ardemos, somos humo.
Desaparecemos sin dejar rastro, leves, ingrávidos, ya ni un recuerdo. Nada. Humo.
Buscamos recipientes que nos contengan y nos definan ante los otros.
Pero dentro, aprisionados, encontramos resquicios, poros por los que desvanecernos.
Porque vivimos, ardemos.
Somos humo.
Leves, ingrávidos, insubstanciales.
Nada. Humo.
Nada.
Humo.

Buenos días.

PD: La música en directo también es como el humo. Aparece y ya se desvanece en el siguiente instante. Notas que vibran en el aire. Notas que se disipan.

Si el viernes por la tarde les apetece sentirse en un cabaret tan decadente como nuestras vidas, vayan a los Caprichos del Apolo, en La2, a escuchar a Jill Tracy. Porque ella lo vale. Porque ustedes la disfrutarán.

23.2.10

LAS FOTOS QUE NO TOMÉ


Hablaba sobre sus intereses y ambiciones. Sobre la música y el mercado. Y yo miraba su perfil silueteado por la sombra en la vieja pared de piedra, apenas iluminada por una lejana bombilla. Charlábamos y una parte de mi cerebro memorizaba esas preciosas imágenes que se me escapaban de entre los dedos, que desaparecían, mutaban, porque la vida no se detiene, porque crea millones de estampas que desaparecen al instante, bellas y fútiles como mariposas.

Me sentía igual de inútil que García Álix, que explica en su recopilación de textos “Moriremos mirando” —qué gran título, por cierto— aquella ocasión en la que no osó fotografiar a su abuela que, en un momento de displicencia o descuido, había permitido que su bata dejase al descubierto, desafiante, uno de sus pechos. Evoca posteriormente ese instante único, con el pesar de no haber sido capaz de reaccionar, de capturarlo aunque tenía la cámara cerca de él. La indecisión le venció.

En mi caso, la cámara no me acompañaba. Seguí disfrutando de la conversación con una cierta tristeza por no poder atesorar, estáticos, esos momentos que estaba viviendo.

Más tarde me di cuenta de que la crónica de nuestras vidas se explica tanto por esos momentos que se pueden mostrar como por aquellos que quedan únicamente en el recuerdo.

Las fotos que no tomé son la historia de lo que he vivido.

Buenos días.

PD. Hoy, una de las fotos que sí tomé. En el festival In-Somni caí bajo el hechizo de Angèle David-Guillou, una de los componentes de Piano Magic. Las personas realmente fascinantes son aquellas que parecen serlo a su pesar.

22.2.10

VOLUTAS


Mi final de la semana pasada estuvo marcado por el festival itinerante In-Somni, al que acudí jueves, viernes y sábado. Nueve grupos y cientos de fotos. En la imagen de hoy, Edu Baos, de Tachenko. Las volutas de humo congeladas, flotando por siempre en el aire, un ejemplo evidente de la magia de la fotografía.

Buenos días.

19.2.10

CONFETI


Inicio ayer del festival In-somni y tristeza ante lo visto. Abrieron la noche Anímic, un gran grupo de folk casi quimérico con personalidad propia, tan extraños a este mundo que parecen de otra dimensión. Sus tiernas melodías tuvieron que lidiar con un colchón de murmullos, estentóreos por momentos. Resolvieron la papeleta como ellos saben hacer, inmersos en su propio mundo, con la capacidad autista de aquéllos que saben que hacen lo correcto.

Y todos esos estridentes mozalbetes que me rodeaban, más atentos a sus revolucionadas hormonas que a lo que estaba sonando, ¿a qué habían venido? Por supuesto a ver a Els Amics de les Arts. ¡Qué lástima que cambiase el programa y no fueran estos los primeros en actuar, y así nos dejaran en la sala a los que vinimos a escuchar música!

Els Amics de les Arts son el ejemplo de que existen grupos cuyo legado hace más mal que bien. Me refiero a Manel. Cojan sus letras costumbristas, simplifíquenlas y móntelas sobre bases pregrabadas, aderécenlo con guitarra, teclado e instrumentos que mueven a la sonrisa, como el xilófono o la melódica, y se harán una idea de lo que sonó ayer. Mientras, las primeras filas berreando las letras como si estuvieran recitando los Diez Mandamientos. Vaya, ceremonia generacional en toda regla. En el escenario hubo disfraces, chistes y hasta confeti. Pero música, bien poca.

Acabó el concierto y la sala perdió la mitad de su aforo. Actuaban los Affoniks. No me quedé mucho más. Estaba demasiado disgustado como para disfrutar de su música.

Buen fin de semana.

18.2.10

CAMPING, O LOS PELIGROS DE NO SER CATEGORIZABLE


Camping es un gran grupo. Un gran grupo poco conocido. Vive en sus carnes los efectos de no ser fácilmente categorizables dentro de alguna de las corrientes que impregnan nuestro panorama musical. Rabiosamente independientes y alejados de moderneos que los sitúen bajo los focos. Pero son músicos. Serios. Aman lo que hacen, aunque no vivan de ello. Pero su implicación es difícilmente superable. Su autoexigencia también.

Parafraseando al autor Julio D. Wallovits, que, en su obra de teatro “Las listas”, se mofa de tanto autoproclamado artista: «Tal vez hoy sólo sea posible ser artista en la medida en que uno no se dedique exclusivamente a ello».

En la foto, durante la presentación, en Granollers, de su último álbum “The remains of industry”.

Los pueden degustar este sábado, en la sala Sidecar, a partir de las 10 de la noche.

Si quieren saber a qué suenan, aquí.

Hoy volveré a perpetrar una de mis inaceptables ligazones. Tras hablarles de Camping, adjunto otro momento de nuestra actuación en Moià. Por si no habían tenido bastante.

Buenos días.

17.2.10

HACIA LA LUZ


Ayer sólo se apuntaba su saxo en el margen derecho de la imagen. Hoy pueden verlo un poco más. Es Morten Sandholt. Su saxo llenó de color la actuación de los Windswept Coastal Trees, el domingo.

Ya les he perseguido mucho con el tema, así que hoy no voy a hablar de nuevo del proyecto de Adriano Galante que más me emociona, Seward. Hoy dejaremos que hable la música. Y las imágenes:



Si les asusta la experimentación, avancen los dos primeros minutos —aunque no lo recomiendo—. A partir de ahí, emoción en estado puro. Con lo difícil que es encontrar material de ellos en la red, y además con buen sonido, no podía dejar pasar esta oportunidad. Espero me disculpen.

Salvando las distancias, ayer noche también fue un momento para la experimentación. Qué bien va a veces dejarse fluir sin necesidad de buscar un destino, sólo el camino importa.

Buenos días.

16.2.10

CON LA CURIOSIDAD DE UN NIÑO


Todos somos, en gran medida, resultado de lo que fuimos durante niños. Nuestras experiencias en los primeros años nos marcan más de lo que suponemos. Observamos nuestro entorno e intentamos aprehender lo que nos rodea, asumiendo que lo que vemos es el mundo. Y, una vez adultos, construida ya nuestra personalidad y la imagen que tenemos del exterior, cuesta bastante más cambiar dicha percepción y la consiguiente forma de actuar.

Durante el concierto del domingo, me fascinó la pasión con la que esta niña interiorizaba lo que ocurría a su alrededor. Y debo reconocer que sentí un poco de envidia. Esa niña que, desde tan pequeña, tiene acceso a conciertos como el que disfrutamos, tiene mucho ganado para poder crecer, como persona y como artista. Por eso, aquellos que no tuvimos una infancia tan rica tenemos un deber para con nosotros y con nuestro entorno. Mantener esa curiosidad de niño. Seguir observando nuestro entorno y aprender. No es complejo de Peter Pan, es evitar que la gravedad acabe con nuestras aspiraciones, con la capacidad de crecer. Fosilizarse es morir.

Buenos días.

15.2.10

DEL DUB AL FLAMENCO Y MÁS ALLÁ


¿Puede transformarse un tema dub en flamenco y que la transición aparente ser natural y sin esfuerzo? Sí. El grupo de versiones de Adriano Galante, lo hizo ayer noche. ¿Pueden unos intérpretes controlar hasta el último extremo la dinámica musical que generan, calibrando los momentos de intensidad para que exploten cuando la audiencia cree que ya no se puede llegar más allá? Sí, Ellos lo logran.

Los que tuvimos la suerte de ver la actuación de anoche estábamos incluso demasiado sorprendidos, afectados diría, como para ni tan siquiera aplaudir. Aplaudíamos con nuestros ojos como platos, con nuestra boca desencajada por la asunción de lo que acabábamos de oír.

Las veladas que organizan en el recoleto restaurante La Cucine Mandarosso, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo del infausto Palau de la Música Catalana, son una ocasión para la degustación de música en mayúsculas. Sin paliativos, sin concesiones, sin oropeles. Sin nada más allá que la celebración comunal, la fusión entre músicos y audiencia, en una velada compartida, sin distancia entre creador y oyente. Y digo creador porque Windswept Coastal Trees puede ser un grupo de versiones, pero lo que hacen cada noche es nuevo, diferente y único. Tejen atmósferas con la sapiencia de quienes han mamado muchas músicas y se han dejado horas y horas en el perfeccionamiento de su técnica. Una técnica siempre al servicio del sentimiento. Porque lo que les dirige, al igual que a los que vamos a escucharlos, es la música. Sin más.

Me permitirán que cometa la osadía de agrupar, en esta misma entrada, una pequeña reseña sobre nuestra actuación en Moià. Es de insensatos, pero la insensatez nos permite avanzar.

Dicen que quien hace lo que puede no está obligado a más. No estoy de acuerdo. Siempre se puede hacer más. Sirvan estas frases para reflexionar sobre el camino recorrido y preguntarnos hasta dónde queremos llegar. Por el momento, queda la satisfacción de haber hecho realidad nuestro primer contacto con el público en condiciones aceptables. La primera prueba ha sido superada. Pero sólo es el primer paso.

Y el primer paso fue así:



¡Cuánto queda por avanzar, pero qué bello el camino!

En la foto, Cecilia Giménez abriendo, con su exquisita voz, el camino para la actuación de Windswept Coastal Trees. Por fin pude fotografiarla mientras cantaba.

12.2.10

EMOCIONAL


Un gran concierto para el domingo. La actuación de Windswept Coastal Trees o el grupo de versiones-reinversiones de Adriano Galante, Cecilia Giménez, Martín Laportilla, Juan Rodríguez Berbin y Pablo Schvarzman. Será en la Cucine Mandarosso (Verdaguer i Callis, 4). Una ocasión para ver cómo un acogedor y pequeño restaurante puede convertirse en caja de amplificación de sentimientos tan intensos que se acercan a la devastación emocional.

Y el sábado, quien esto suscribe, amante de muchas disciplinas y dominador de ninguna, sujetará las baquetas en el bello pueblo de Moià para acompañar a mis hermanos de armas en una doble actuación. Será a partir de las 11 de la noche y aquí les dejo el (bello) cartel.

En la imagen, Cecilia Giménez, de Windswept Coastal Trees. O cómo la forma de sostener un micro puede ser emotiva.

Buen fin de semana.

11.2.10

ACUOSA


En la foto, una mirada de Martín Laportilla, bajista de Windswept Coastal Trees, en plena actuación. Dice mucho. Habla de su concentración, de su amor a la música.

Me lo encontré a la salida de un concierto e intercambiamos puntos de vista. Sus palabras y, de nuevo, su mirada, me volvieron a demostrar que no le movía la impostación sino la pasión.

Hasta qué punto uno puede ser libre cuando le esclaviza aquello que ama.

Buenos días.

10.2.10

SUBYUGANTE


Hay presencias escénicas subyugantes. Hildur Gudnadóttir podría ser un ejemplo. Sus gestos, movimientos, miradas tienen esa elegancia no impostada tan difícil de encontrar. Por otro lado, hay presencias escénicas aberrantes. Yo podría ser un ejemplo. Quizás por eso me parapeto tras una batería, el instrumento musical más cercano a un muro de confinamiento.

Este sábado los chicos de Jane Ascott volvemos a la carga, en un programa doble con los primos hermanos de The Cents. El magno acontecimiento tendrá lugar en Moià, Si les asusta la distancia, consuélense pensando que muchos han viajado a destinos más alejados, como Glastonbury a escuchar a individuos a los que no tenemos nada que envidiar. Hmmmm…

En fin, dicho queda.

El cartel, aquí.

Buenos días.

9.2.10

LA PRENSA NO SE MUERE, LA MATAN DESDE DENTRO CADA DÍA



Un caso real que me ocurrió ayer. Me llega la petición de un rotativo de esos que vende sus contenidos cada día en el quiosco. Desean publicar una imagen de un concierto al que asistí. A ser posible, la imagen a coste cero, por favor.

Insisto, hablamos de una publicación que cobra a sus lectores por unos contenidos, pero prefiere no pagarlos. O sea, regálame esto, que yo ya lo venderé. Y me enriqueceré a tu costa, claro. No me refiero a revistas de tendencias, que fueron las pioneras en explotar a sus colaboradores a cambio del supuesto marchamo de modernez que uno conseguiría formando parte de su ejército de esclavos. No, la perversión ya ha llegado a los medios que se supone que eran serios. Se supone.

Me imagino la cara que se les quedaría a los fotógrafos colaboradores que esperan una llamada del medio para poder incrementar sus pingües ingresos del mes al enterarse que la empresa para la que trabajan les hace dumping a coste cero.

Hace poco tuvimos un interesante intercambio de pareceres sobre la situación de la fotografía. Mi contertulio aseguraba que las hordas de aspirantes a fotógrafos —pocas veces una profesión tan mal pagada ha tenido un aura tan apetecible y un número tan elevado de aspirantes— habían matado el sector con su disposición a regalar su trabajo a cambio de… ¿la celebridad?

Yo no estoy de acuerdo con culparlos a ellos. Siempre habrá aspirantes. Pero si un medio quiere seguir comercializando sus contenidos en los tiempos en los que vivimos, ha de aspirar a la excelencia. Si no, se diluye en el magma de internet. Si el medio no aporta un valor añadido, ¿cómo va a poder aspirar a cobrar por ello? Y, si no paga por sus contenidos, ¿cómo va a aspirar a aportar un valor añadido? Así de sencillo es todo. Lo único que me satisface es el pensamiento de que los medios que han renunciado a defender su integridad morirán aplastados por su propia codicia. El problema es que quizás nos arrastren con ellos.

Buenos días.

PD. Una imagen del concierto de Jóhann Jóhannsson y Hildur Gudnadóttir, el domingo en la Sala Apolo. Pueden asumir que mi mirada a la situación de la profesión es similar a la que muestra Hildur en la fotografía.

8.2.10

INTRAHISTORIA


He utilizado esta palabra en una serie reciente y me vuelve a la cabeza para definir lo que les presento hoy. Ante ustedes, mi portátil, en su primera actuación sobre un escenario. Concretamente, en la Sala Apolo. Me emociona haber visto cómo respondió, sin problemas, ante las exigentes demandas de un músico como Jóhann Jóhannsson.

Las vicisitudes por las que mi ordenador llegó a subirse al escenario de uno de los templos de la música en directo de Barcelona tienen que ver con a) un accidente doméstico en el que un ordenador quedó bastante mal parado, b) la rápida capacidad de reacción de una avispada promotora de conciertos y c) mi cesión del equipo para solventar ese problema de última hora que, siendo un domingo, podía dar al traste con una actuación largamente esperada.

Son estos imprevistos que hay que superar para que todo avance con aparente normalidad los que conforman la intrahistoria de los conciertos. Y estoy muy contento de haber podido poner mi granito de arena en esta ocasión.

Buenos días.

5.2.10

CEÑO FRUNCIDO Y SONRISA


Aparentemente gestos contrarios, pero la música los aúna.

Les presento a Juan R. Berbin, un gran batería, no únicamente por su dominio del ritmo sino por la creatividad con la que llena los compases. Ver su expresión, entre confiada y concentrada, ajeno a todo lo que no sea la combinación de sonidos, aleja cualquier mal fario mientras provoca una sonrisa cómplice. Los poderes curativos de la música. Nada mejor para empezar el fin de semana con diferente disposición de ánimo.

Que ustedes lo disfruten.

4.2.10

ANOTACIONES A PIE DE PÁGINA


Puede ocurrir que una personalidad arrebatadora oculte al resto de integrantes de un grupo. La luz de los focos, dirigida al solista, oculta, por contraste, gestos y expresiones que quizás definen a la perfección lo que se siente al escuchar la música. En la imagen, Tom Warburton, contrabajista y ocasional guitarrista de Seward. Si alguien tiene alguna duda de su implicación para con la música, sólo debe observar la fotografía.

Buenos días.

3.2.10

PEQUEÑAS LOCURAS COTIDIANAS


Sí. Es él otra vez. Yo no tengo la culpa de que en una semana haya programado tres conciertos. Bueno, en todo caso mi culpabilidad estriba en no haberme perdido ninguno. Pero es que la recompensa merece la pena.

Hoy me apetece homenajear a ese grupúsculo de irredentos que deciden acudir a un concierto un martes cualquiera y, una vez finalizada la actuación, pretenden alargar todavía más la jornada y dedicarse un tiempo para tratar sobre lo divino y lo humano. Sin prisas. Aunque después se duerman apenas tres horas. Pequeñas locuras cotidianas, sí. Pero, en tiempos en los que nuestro interlocutor acostumbra a ser una pantalla, esos momentos de interacción personal, de intercambio de pareceres, no tienen precio.

Si no han tenido suficiente, aquí más.

Va por ustedes.

2.2.10

HEROICA



Sigue su camino con la determinación del guerrero y la convicción por la victoria. Esfuerzos, sinsabores, el precio que hay que pagar por abrirse camino únicamente gracias al trabajo. A ser profesional en la feria de las vanidades. Triunfará. Y le erigiré un pedestal. Porque se lo merece.

Otro ejemplo de esfuerzo. Pero de él hoy no les hablaré yo, sino La Vanguardia.

Esta noche pueden verlo en el Elèctric. Otro regalo para los sentidos.

Buenos días.

1.2.10

FORMAS DE EXPLICAR LA MISMA HISTORIA


Ayer volví a ver a Seward. Como saben, últimamente los he frecuentado mucho. Y explicar de nuevo su actuación es un ejemplo perfecto de los retos a los que se enfrenta un cronista, ya sea en imágenes o en palabras. A saber: la materia prima es más o menos la misma: los músicos sobre un escenario. ¿Cómo huir de la reiteración vacía? ¿Cómo explicar la misma historia sin ser superfluo? Esa contradicción entre las, a priori, escasas posibilidades combinatorias y lo que se destila de ellas es el meollo de la fotografía de conciertos.

Sabemos que en la imagen aparecerá un cantante, o un guitarrista, o cualquier otro músico. Pero, ¿qué está haciendo? ¿En qué momento se toma la imagen? ¿Qué se muestra y qué queda fuera de campo? ¿Dónde se focaliza la atención? ¿Cuál es la motivación —si es que existe— del fotógrafo para seleccionar lo que muestra y lo que no? ¿Describe la imagen lo que se vio en el concierto? ¿Es puramente descriptiva? ¿Interpretativa? ¿Está la imagen al servicio del músico o del fotógrafo?

Ante sus ojos, las botas de Adriano Galante. O cómo un pie en tensión puede mostrar la intensidad con la que un músico vive su música. Con todo su cuerpo, con todo su ser.

Ya ven, les he vuelto a hablar de lo mismo. Es que no tengo remedio. Pero, en el fondo, el tema no importa, es sólo una excusa para la reflexión.

Buenos días.