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22.1.13

INDIEMACHISMO

PJ Harvey, epítome del indie. ¿Es ella machista?. Foto: Óscar García

¿Es el Indie machista? La aparición de este artículo en Diagonal, de autoría colectiva, ha vuelto a sacar a la palestra el tema de la supuesta discriminación hacia las mujeres en un contexto, como el artístico, que, en principio, se supone ajeno a restricciones. Tras el artículo de Diagonal, ha habido también aportaciones de Lucía Lijtmaier y de Elena Cabrera, que han abundado en la afirmación de que las mujeres están sufriendo una discriminación todavía más perniciosa que el machismo tradicional, algo así como una ley del silencio que, evitando su visibilidad, las censura.
Ante este caldo de cultivo, que ha generado no pocas réplicas en ambos sentidos, me apetece expresar mis ideas. Intentaré ser sintético y ordenado en mi exposición, así espero también recibir críticas ordenadas en las que se analice mi argumentación de manera racional, no al calor de categorizaciones genéricas (en los dos sentidos de la palabra). Vamos allá.
1. La sociedad es machista. Es un hecho, porque provenimos de una educación patriarcal. Se está mejorando la integración de las mujeres en todos los ámbitos de la sociedad, pero queda mucho por hacer. Hasta que una mujer tenga las mismas oportunidades que un hombre, no habremos llegado a la igualdad efectiva.
2. El discurso frontista entre géneros abunda en las situaciones de desigualdad, no las supera. Hombres y mujeres seremos iguales cuando se nos valore haciendo abstracción del género a la hora de analizar nuestros méritos. Cuando nos sea indiferente si un músico es hombre, mujer, hermafrodita o de género indeterminado y valoremos su aportación a la música por lo que es, por lo que suena, entonces habremos superado la lucha de sexos. ¿Es machista que Anni B Sweet muestre partes de su cuerpo en las fotos promocionales? Ella sabrá cuales son sus motivaciones. Si Anni B. Sweet hubiese afirmado ser lesbiana, ¿las mismas imágenes serían un manifiesto por la liberación femenina?¿Es feminista que Alan Sparkhawk muestre su culo en el escenario?
3. Las cuotas son una propuesta superficial. La igualdad de oportunidades no es eso. Volviendo a mi propuesta de superación del género por la meritocracia (palabra que tan poco se utiliza hoy en día), ¿han de cumplir los medios de comunicación con cuotas para asegurar la visibilidad de las mujeres? ¿Las redacciones tienen que elegir a sus redactores por sus méritos o por el género al que pertenecen? ¿Deben los festivales programar sus carteles con un 50 por ciento de integrantes de cada género? ¿Lo hacemos contando a los líderes de las formaciones o a todos los integrantes?
4. Las letras como muestra del ideario machista. Leyendo el artículo de Diagonal, se afirma que “la mayoría de las letras de Los Planetas, grupo emblema del indie estatal desde los ‘90, están dedicadas al despecho amoroso y en ellas cabe todo tipo de revanchismo hacia mujeres crueles que producen dolor y merecen recibirlo”. ¿Son el despecho amoroso y el revanchismo patrimonio de los hombres? Si Jota fuera homosexual ¿estaríamos hablando de ello? Según Elena Cabrera, “el indie es un imaginario masculino donde los hombres cantan sobre qué es ser un hombre joven”. Pues claro. Y las mujeres cantan sobre qué es ser una mujer joven. ¿Cuál es el problema? ¿Alguien impide cantar a las mujeres y que expresen su propio imaginario? Si Russian Red hace una gira versionando a los Beatles, ¿es machista? Continúa Elena Cabrera afirmando que “todos esos yo, yo, yo de las canciones pop son hombres a las que les pasan cosas que generalmente les pasan a los hombres y todas esas cosas que me habían pasado a mis 20 y a mis 30 no estaban escritas en las canciones que yo escuchaba. Por mucho que sienta como siente Martin Gore, a él no le pasan las cosas que me pasan a mí”. Sí Elena, pero seguramente a Tori Amos tampoco le pasan las mismas cosas que a ti. Ni a PJ Harvey, o a Kate Bush. Que sean mujeres no quiere decir que expliquen tus experiencias y tengan tu voz. Porque cada uno tenemos una voz. Elena Cabrera concluye afirmando que “de eso es de lo que hablo cuando hablo de machismo. Hablo del discurso de una narración masculina omnipresente sobre todas las demás narraciones: más visible, más elevada, más contada y recontada, tuiteada y favoriteada”.  Insisto, nadie impide que PJ Harvey sea “más visible, más elevada, más contada y recontada, tuiteada y favoriteada”. Si Elena Cabrera prefiere a Depeche Mode es porque le gustará más su música, no porque colabora, sin darse cuenta, en el orden machista del mundo.
5. El indie, ese remanso carpetovetónico. Lucía Lijtmaier afirma que “El problema es que al indie, como sector, no le gustan las mujeres. No hablo de homoerotismo —eso daría para otra reflexión mucho más graciosa—. El problema es que realmente no les gustan. No les gusta hablar con ellas, trabajar con ellas, hacer cosas con ellas.” He aquí un ejemplo canónico del frontismo genérico. Muchos “indies” trabajan en coordinación con y subordinación a mujeres con total normalidad. Sin ir más lejos, este fin de semana estuve colaborando en un vídeo en que todo el equipo técnico, excepto yo, era femenino. ¿A los indies no les gusta trabajar con mujeres? En fin.


28.12.09

MOTIVOS PARA VIVIR


Les hablaba el sábado de Vic Chesnutt y de su decisión —llevada a término— de quitarse la vida. Respeto las elecciones de cada uno con su propia vida, incluso las más drásticas. Pero siempre que me planteo la cuestión —y eso que algunos afirman que no soy, precisamente, la alegría de la huerta— tengo muy claro que la decisión entre vivir o matarse es una alternativa entre la nada y algo. Y ese algo siempre tiene la capacidad de poder ser positivo. Con lo cual, si decides continuar con vida, por lo menos tienes la posibilidad de que algo te enriquezca, te alimente el alma. Siempre encuentro motivos para vivir. Aquellos que me rodean, las vivencias, las diferentes artes que me llenan, incluso una conversación casual o ese rayo de sol que, de repente, entra por una ventana. No creo en la felicidad, así, en general, como un estado beatífico que se pueda conseguir. Sí que creo, en cambio, en los momentos felices, esos instantes de intensidad que valen por todos los sinsabores que toda vida conlleva.

Me viene a la cabeza Alan Sparhawk. A pesar de que, en su última gira con Low, llegó a llorar sobre el escenario debido a sus desequilibrios, en su actuación en el Primavera Club al frente de los Retribution Gospel Choir vivió momentos de absoluta felicidad, como el que irradia la fotografía. ¡Ah! ¡El nuevo disco de Retribution Gospel Choir! Creo que también irá a la lista.

Buenos días.

11.12.09

INCENDIARIO


Mi primer día en el Primavera Club quedará marcado indeleblemente por la actuación de Retribution Gospel Choir, pasadas las 2.30 de la madrugada. ¿Vale la pena robar horas al sueño y esperar a la aparición de Alan Sparhawk y sus dos secuaces? Sí. Absolutamente.

Tras languideces un poco plastas —Black Heart Procession— y moderneces que fían su discurso a un solo truco —Health—, Retribution Gospel Choir, power trío de guitarra, bajo y batería, es lo más cercano que podemos ver en nuestros días a grupos tan salvajes como debían de ser los de Jimi Hendrix, a finales de los 60. Llegaron y, en menos de una hora de concierto dejaron en ridículo al resto de los participantes de la noche. Quizás The Soundtrack of Our Lives, con su rock clásico y fibroso, fueron los únicos que les pudieron seguir la pista. Pero, ojo, seguir. Retribution Gospel Choir están, en estos momentos, en una liga aparte. No sabemos hasta cuándo la inestabilidad mental de su líder, Alan Sparhawk, permitirá que se mantenga tan bien engrasada la maquinaria. Mayor motivo entonces para degustarlos mientras duren. Incendiarios, abisales, inabarcables. Y sólo son tres músicos. Increíble.

Buenos días.