22.8.08

12TWELVE EN EL GREC Y ELUCUBRACIONES VARIAS


Ayer rompí el marasmo veraniego de Barcelona con una actuación doble, de los Tiki Phantoms y 12twelve, en el Teatre Grec. Acudí al concierto por los segundos, aunque los Tiki son realmente divertidos. Tras la actuación, llegué a la conclusión de que los 12twelve se encuentran en un punto realmente delicado de su trayectoria. Tras quizás dos años de su último y recomendable álbum, L’Univers, si un grupo sólo presenta un nuevo tema y éste suena exactamente igual que los de su anterior cosecha, algo falla. Si se suma a eso los rumores sobre su separación y la actitud de alguno de sus músicos durante le actuación, los pronósticos son más bien inciertos.

Lo que me lleva a la siguiente reflexión, sobre la imagen que publico hoy. Con todos los “peros” que se le puedan poner, ejemplariza mi ideal de la fotografía de conciertos, que es poder “editorializar” con una imagen; es decir, que la fotografía, por si misma, muestre qué es lo que ha visto y qué ha interpretado el fotógrafo, que se convierte así en un cronista de la realidad y no sólo en un notario. Jaime Pantaleón, guitarra de los 12twelve parece estar preguntándose “¿Y ahora qué hago?”. Esa es la sensación que me llevé del concierto.

Quiero destacar que la fotografía fue captada con una compacta digital que no llega a los 300 euros. Disculpen el desahogo, pero como estoy hasta las narices de escuchar repetidamente perlas como “claro, con ese pedazo de cámara ya podrás”, quiero evidenciar que la fotografía depende más del ojo y del cerebro que de la herramienta que se utilice. Otra de mis máximas preferidas.

Más reflexiones. Antes de que aparecieran los 12twelve en escena, los organizadores del concierto nos sometieron a un minuto de silencio por el accidente de aviación de Barajas. ¿A qué conclusiones me llevó esa imposición? Vamos allá:

1. Si cualquiera de nosotros muere, ninguna entidad obligará a celebrar un minuto de silencio por nosotros. ¿Es un acto de respeto hacia las víctimas o sólo nos interesa la dimensión de la tragedia? ¿Vale menos tu vida que la de las personas que iban en ese avión?

2. ¿Por qué aceptamos ese tipo de imposiciones? ¿Por qué tenemos que expresar nuestra condolencia de forma pública, notoria, inútil, y con un acto que se asemeja a las liturgias religiosas? ¿Y los aplausos del final?

3. Los medios de comunicación ya tienen su deseada serpiente del verano. Los magazines que se escudan en la supuesta información para ofrecer carnaza, como “Está pasando”, sienten que les ha tocado la lotería.

4. Nuestra sociedad se infantiliza a marchas forzadas. Aunque todavía no se conocen las causas exactas, y por lo tanto no se pueden derivar responsabilidades de ellas, todos los medios, y la sociedad en general, están en modo “caza de brujas”: que si la compañía, que si el mantenimiento… La tendencia natural de un avión es a no volar, si algo falla, lo lógico es que se estrelle. No es lo mismo que una cometa, señores. Y los accidentes ocurren. Y a veces no se pueden prever. Y ésta me lleva a la última:

5. Queremos el riesgo 0, como la tolerancia 0. Y esos absolutos no existen en nuestra vida. Si estamos vivos, corremos el riesgo de morir. Tanto si vamos por la calle como si cogemos un avión o nos montamos en coche. Y no siempre existe un culpable en el que descargar nuestra frustración. Aunque se busque porque el culpable siempre es “el otro”, aquél que nos permite vivir sin incertidumbre. Es una falacia, una burbuja de cristal, que es en lo que se está convirtiendo nuestra sociedad.