Te puedes llamar como un archiduque asesinado en Sarajevo o colocar un busto sobre el amplificador. Puedes difuminar los límites entre alta cultura o pop. Puedes no tener nada que ofrecer y llegar a ser un referente. Puedes ser un manager con una hiperactividad y sobreprotección no únicamente achacables a la profesionalidad y sí a la excesividad o a la locura. Puedes dirigir a los fotógrafos para que fotografíen lo que tú quieras, desde el punto de vista que tú quieras y considerar que tienes derecho a gestionar hasta el último detalle de la imagen de tus protegidos, un grupo transparente, insípido, vacío y frágil como el cristal.
Puedes hacer todo eso y más porque vivimos en tiempos postmodernos. Todo sirve, todo vale, porque mañana formará parte del olvido.
Cambio y corto, desde Murcia.