26.1.10

LA BÚSQUEDA PERENNE


Sí, ya sé que este espacio puede parecer en los últimos días un altar más que un lugar para la reflexión, pero es que el músico se lo merece. Ayer puesta de largo del proyecto Seward, otra de las innumerables mutaciones de Adriano Galante, en el Jamboree, y nueva evidencia del talento musical del hombre con el corte de pelo asimétrico y de sus secuaces.

Seward es un combo electroacústico que aúna piano, contrabajo, cello, guitarras y manipulaciones sonoras entre las que destacó una reinvención del clásico theremin. Un grupo que se sitúa en la búsqueda permanente de las fronteras de lo conocido como canción. Es por ello el proyecto más arriesgado, en el que los intérpretes se fugan de la estructura tradicional, caminan al borde del abismo y se acercan a la desintegración de lo que comúnmente se llama música. Un ejercicio arriesgado y, por ello, más valioso por su osadía. Menos inmediato que otros proyectos, pero muy sugerente. En su presentación escuchamos interludios inconexos combinados con instantes de esa intensidad dolorosa que sólo los verdaderamente grandes consiguen.

No sé qué pasará en el futuro con Adriano y sus diferentes encarnaciones. Si despegará —como sería lo lógico— o se mantendrá en ese limbo de desconocimiento, en territorio para aventureros. Sea como sea, es, desde ya, una de las mejores cosas que le han pasado a la música por estos pagos. El próximo domingo, a partir de las 21.30, en el Heliogàbal, tienen otra oportunidad de apreciar esta delicatesse. Yo de ustedes no me lo perdería.

Buenos días.

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