21.10.09

AUTOAYUDA


Los libros de autoayuda sólo mejoran la situación de quien los escribe. Esa plaga de fórmulas mágicas que nos permitirán borrar de un plumazo nuestras carencias me ofrece la misma credibilidad que los anuncios chuscos de cremas adelgazantes. La verdadera solución en ambos casos es la misma: hacer algo uno mismo.

Y no es sólo un prejuicio. Las falsas bondades de los métodos institucionalizados de mejora se me evidenciaron clamorosamente en mis ya lejanos tiempos de estudiante. En una escuela de negocios —otro día vomitaré sobre esos sacacuartos con aparente pátina de profesionalidad— tuvimos un profesor que nos explicó el análisis transaccional. Si consultan la wikipedia, verá que lo definen como un sistema de psicoterapia que se centra en las interacciones entre las personas. Como buena teoría de origen americano es rápidamente aplicable, sencilla, aparentemente eficaz y, sobre todo, fácilmente comercializable. Su intención es facilitar el cambio de nuestra personalidad para que dejemos de utilizar roles o comportamientos limitadores y podamos crecer en las relaciones con nuestros semejantes.

Bien, nuestro profesor nos explicó los diferentes roles (padre, adulto y niño), cómo se identificaban y qué teníamos que hacer para mejorar. En un entorno conocido, la clase, nuestro profesor mostraba una pasmosa seguridad en sí mismo que nos hacía pensar que quizás el método funcionase. Pero, ¡ay!, llegó el fin de curso y tocó celebrarlo con una de esas cenas integradoras entre alumnado y profesorado. En ese nuevo entorno, no tan predecible, nuestro mentor pareció desaparecer engullido por la situación. Lo observaba con los ojos adormecidos por el alcohol y pensaba para mi, entre sardónico y triste, y ahora, ¿de qué te sirve todo lo que nos has enseñado si no eres capaz de aplicarlo?”. Y lo que es peor, ¿de qué nos sirve a nosotros?

Ese día comprendí que es uno mismo quien debe configurarse como motor de su cambio. Que delegar en otros esa responsabilidad es otro de los ejemplos de cómo pretendemos renunciar a nuestros deberes para así poder culpar a terceros. A veces consigo cumplir la máxima, otras veces no. Me acerco a la cuarentena, veo que la vida pasa y que no hay vuelta atrás. Que lo que uno no haga no puede esperar que lo hagan por él. Por eso, cuando alguien de mi entorno toma una decisión que cambia su vida no puedo evitar sonreír y decir “adelante”.

Buenos días, aunque llueva. Como pueden comprobar en la imagen, los días nublados son enormemente fotogénicos.

5 comments:

Tomás said...

"Coaching" queda más soberbio. Habría que volver al "Amor Líquido", a la liquidez. A mí me enternece tanta sinceridad entre tanto androide programado para el "success", o sea, para la falta de humanidad y el remordimiento. Sí, entre tanta falsa bondad institucionalizada y socializada.

Yes, Success Is Not an Accident: Change Your Choices; Change Your Life. Success Is a Choice. Success Through A Positive Mental Attitude.

Y la joya de la corona: Coach Yourself to Success : 101 Tips from a Personal Coach for Reaching Your Goals at Work and in Life de Talane Miedaner. La mentalidad del alto ejecutivo y del líder emprendedor de un negocio aplicada al día a día. Destacan los capítulos: "Don't be a duck", "Just say No, and say it often", "Eliminate the shoulds", "Procrastinate with purpose" y "Protect your stuff". Ah, y "Be an instant billionaire"

Uno mismo.

Adelante.

Óscar García said...

Propongo la creación de un grupo armado para liquidar a "coachings" y toda suerte de farsantes que se aprovechan de la debilidad de los otros para su enriquecimiento personal.

Son fácilmente identificables, se reproducen de golpe, como los virus, acostumbran a utilizar términos en lengua inglesa que, en su estulticia, creen que les revisten de un halo de superioridad, y, por supuesto, tienen acceso a la verdad suprema.

A muerte contra ellos.

tierradenadie said...

Com sempre...em sorprens. M'ha agradat molt el teu post.

Em quedo amb:

Hacer algo uno mismo, y Adelante.

Ens veim fent soroll.

Tomás said...

Presenten... armas, ...¡Firmes!

Autoayuda, el coaching, el cine, la música...venden estilos de vida, de forma más o menos elegante y subrepticia. Fuego a discreción.

Presenten... armas, ...¡Firmes! Yo me alisto, pero después saldamos cuentas pendientes con los informáticos (ellos sí que se aprovechan de la debilidad ajena) y las escuelas de idiomas.

No se pierda, si puede, a Dave Liebman & Ellery Eskelin esta noche. The Drones, pse.

Saludos

Óscar García said...

Buff, usted es todavía más radical...

Gracias por la recomendación. No podré, que me toca aporrear los parches, pero se agradece enormemente la invitación.

Sé que hay pendiente encuentro. No lo olvido, pero llevo unas semanitas...

Cuídese.