17.3.09

TURISTAS


El domingo por la mañana di un paseo por el Chino. Sí, para mi siempre será el Chino, aunque ahora lo hayan rebautizado como Raval, que queda como más sostenible.

Decía que me pasee por el Chino y también caminé un rato por Las Ramblas. Si siempre ha sido la hipérbole de la especie humana, el domingo viví la apoteosis del turista aborregado. Hasta el Cosmos, hasta hace poco sinónimo de canalleo, estaba tomado por una armada de ingleses borrachos, a las 11 de la mañana, con pintas en las manos y todos vestidos de la misma guisa. El horror.

Huí de la marabunta y me refugié en las callejuelas adyacentes al carrer Ample. Un remanso de paz. Y de autenticidad. Seguí subiendo, obviando las principales rutas “autorizadas” por las guías. Las fotos que verán estos días —al igual que la de ayer— son el resultado de este pequeño safari.

Les dejo una imagen de un pequeño, sorprendido ante las estatuas humanas de Las Ramblas, otro de los iconos que se ha degradado. Del arte de la inmovilidad al faraonismo efímero del cartón piedra.

Para recuperar la calma que sentí al perderme por las callejuelas un domingo por la mañana, una acariciadora melodía de Arto Lindsay. Que ustedes la disfruten, aunque sea martes.

Buenos días.

1 comment:

Comtessa d´Angeville said...

Y yo que no le acabo de coger el gusto a Barcelona, no sé por qué pero no puedo...