19.3.09

PERSONA


Boquiabierto me quedé al encontrarme, pintado con esténcil, uno de los fotogramas más reconocibles de Persona, la película de Ingmar Bergman. Si las viejas paredes de esta ciudad reservan sorpresas como esta, no todo está perdido.

Entre muchas otras cosas, Persona trata sobre el dominio psicológico. No hablo aquí de hipnosis ni nada parecido. Me refiero a esas extrañas simbiosis que se dan cuando alguien ejerce un control sobre la voluntad de otra persona que, en primer lugar, se ha dejado vencer. Ahí —en la persona que se entrega— radica el quid de la cuestión. Normalmente se culpabiliza de la enfermiza relación sólo al vampiro psicológico cuando siempre necesita de alguien que le ofrezca su cuello. De alguien que entrega su independencia para convertirse en parte indivisible de su amado. O para creer serlo. No deja de ser un objeto, un material del que se nutre la autoestima del vampiro.

Me fascinan estas relaciones, esos vínculos dañinos, a los que los humanos somos tan propensos. En el fondo, lo que subyace es que muchas de nuestras decisiones, de nuestras actitudes, tienen un componente mucho mayor de irracionalidad de lo que nos gustaría. La mayor ilusión colectiva que nos hemos creado como especie es creer que somos racionales. Racionalizamos, a posteriori, nuestras acciones cuando la mayoría de ellas tienen un origen absolutamente ilógico, incluso patológico.

Puede que prefiramos que nos hagan daño porque así al menos hay algo previsible en nuestras vidas. Quizá lo que no soportamos es la incertidumbre.

¿Se acuerdan de lo que comenté ayer sobre las miradas? Hoy tienen en la imagen un nuevo ejemplo.

Buenos días.

2 comments:

Inma Varandela said...

A la incertidumbre hay que hacerse, a veces no queda más remedio. El problema es que la duda, de alguna manera, te hace libre (también esclavo, depende de cómo lo mires) y el verdadero miedo humano es exactamente ese (ahora ya no lleva tilde, ¿no?): el ser libres.
Por otro lada, a mí lo que me fascina de "Persona" es la foto, no sé por qué pero la encuentro taaaan gallega... Estoy chalada.

Comtessa d´Angeville said...

Adoro esa película, sé bastante de vínculos dañinos...