23.3.09

CRISTINA FALLARÁS


—¿Qué hombre degenerado ha escrito esto? Pues bien, ese hombre degenerado soy yo.

Cristina Fallarás relataba uno de los comentarios que ha suscitado su última novela, “Así murió el poeta Guadalupe”, publicada por Alianza en 2009, durante su presentación, el sábado, en la librería Negra y Criminal.

Dos años ha tardado en conseguir que su escrito vea la luz. Dos años porque las editoriales lo consideraban demasiado duro. “¡La vida es dura!”, argumentaba en su defensa. Se quejaba Cristina de que la novela negra “de pega” sí que tiene las puertas abiertas, pero no aquélla que relata con toda su crudeza los sustratos enfermos de nuestra sociedad. Lo que la mantiene en marcha pero no queremos ver.

Hace mucho tiempo que coincidí con ella en un diario de barrio, una redacción que sería el germen de una de las más conocidas revistas de tendencias. Allí me di cuenta de que ella era de las que cardan la lana. Y de que, precisamente por eso, nunca sería una de los popes de la modernez barcelonesa. Ni falta que le hace. Con tiempo y constancia ha publicado libros que son única y exclusivamente fruto de su trabajo, no de la apropiación de talentos ajenos bajo la promesa de entrar a formar parte de la intelligentsia local. Eso la honra.

Sus creaciones también. “No acaba la noche”, su anterior novela, radiografiaba la noche barcelonesa sin ahorrar detalles. Los integraba en la historia porque formaban parte de ella, no por la búsqueda del sensacionalismo. Los augurios sobre “Así murió el poeta Guadalupe” son, si cabe, mejores. El libro ya está en casa. Y tengo muchas ganas de leerlo.

Cristina Fallarás tiene esa mirada sabia de quien ha visto mucho. Un novelista debe mirar así.

Buenos días.

5 comments:

Comtessa d´Angeville said...

Siempre me pregunto hasta qué punto es esencial haber visto mucho para mirar (escribir) así. Antes pensaba que había que vivir para escribir. Luego un profesor me decía que algunos de los que hoy consideramos mejores escritores de todos los tiempos crearon mundos maravillosos sin apenas salir de la cama.

De todas maneras, vivir me encanta, y la mirada me da bastante igual: acostumbro a tener unas horrorosas ojeras y siempre llevo detrás unas gafas de sol enormes.

Apuntado queda el libro.

Comtessa d´Angeville said...

No sé per què t'he escrit en castellà

Fallarás said...

Gracias, hombre.
Vivir, Comptessa, vivir es necesario, y aun así una elección. Y quedarse en la cama, si me lo permite, también pero no precisamente para escribir.

Antonio said...

Se me está creando ansiedad ya!
A ver si hoy la pillo...


Otra cosa. Acabo de fisgonear su perfil, y, ... ¡¡¡Sigue usted el blog de Mario Conde!!!
:O

Óscar García said...

¿Cómo dice, desafecto? ¡Informeme, que me sume en el desconsuelo!