24.3.09

BÉLMEZ / DESAPARICIONES


Han llamado a su primer álbum Apariciones, como guiño a los impostados fenómenos paranormales que se registran en la localidad jienense. Bélmez son Jose Roselló a la batería; Marc Anglès al bajo y Jaime Pantaleón a la guitarra. Dos de las tres patas en las que se sustenta este proyecto, Roselló y Pantaleón, provienen de los tristemente desaparecidos 12twelve. Anglès tiene una dilatada experiencia como músico y director de videoclips.

Pantaleón ha dejado su imponente pedalera para tocar la guitarra casi sin efectos. Los brazos de Roselló siguen planeando entre los tambores y platos como si fueran ingrávidos. Es, sin duda, uno de los baterías más competentes de la escena nacional. La música es una suerte de slowcore, temas lentos y acres que pueden recordar a unos Slint, por ejemplo.

Durante el concierto, bromeaban sobre el tiempo que han tardado en editar su primer disco. Dos años, curiosamente el mismo tiempo que, tal y como les contaba ayer, tardó la novelista Cristina Fallarás en ver publicada su última novela. Parece que se hace progresivamente más difícil manufacturar productos culturales. Si hubiesen colgado su música en Internet, hace tiempo que estaría sonando, pero otra cosa es acometer los gastos iniciales para crear un producto.

Algunos de los músicos que he entrevistado me dicen que lo importante es la música, esté en vinilo, cd o en archivo mp3. Otros, en cambio, me destacan la importancia del producto manufacturado que la acoge —el diseño de las cubiertas, por ejemplo— para otorgarle un significado global. Yo me alineo con los segundos. No es lo mismo sostener las cubiertas desplegables de un vinilo y perderse entre las fotografías y las letras mientras escuchas la música que contentarse con una reproducción, a baja resolución, de la portada en la minúscula pantalla del ipod. Quizás estemos ante el camino que lleva del arte al entretenimiento.

Buenos días.

1 comment:

Mr Towers said...

Sísi, per a mi tampoc és lo mismo. Paranda. Perfecte el retrtu que has fet d'una experiència global (el tacte d'una funda interior, les fotos, fins i tot l'olor si m'apures) en contraposició a l'experiència "capada" de "només" (¿?) escoltar un arxiu de zeros i uns. A mi per exemple sempre m'ha donat per llegir els agraïments dels músics...

Però a més del tema de "l'experiència completa" hi ha també l'esforç que suposa fer-se amb un disc. Discografies completes just one click away a cost zero, desvalorització, consum ràpid, alta rotació... fa la impressió que sigui pelín més difícil una assimilació fonda... tinc genuina curiositat per saber quin seria el meu criteri musical de tenir ara 16 o 17 anys.

(dicho lo qualo para nada renuncio a l'ipod i a la mula hehe)