4.2.09

CHRISTINA ROSENVINGE / DEVOCIÓN


Podríamos decir que el concierto fue solvente.

Es el adjetivo que aplico cuando no me atrae la materia prima (las canciones) pero la ejecución es impecable. El grupo del que se ha rodeado Christina Rosenvinge matiza los temas con elegancia y seguridad. El colchón sonoro es agradable y eficiente. Pues eso. Solvente.

Pero las composiciones de Christina Rosenvinge no me enganchan. Son un buen hilo musical, peo no la melodía de una vida; por lo menos, no de la mía. Diferentes serán las conclusiones de buena parte del público de ayer cuyas reacciones pude espiar entre foto y foto. Chicas llorando mientras movían sus labios al ritmo de las palabras de la cantante, gritos, saltos y gestos de emoción que rayaban con el histerismo. Fenómeno fan, vamos. O cuando el personaje gana la partida al músico.

Nunca he podido entender esa devoción acrítica. Tengo mis pasiones musicales, sin duda, pero no estoy dispuesto a aceptar cualquier cosa de quien pueda considerar mi héroe. Es más, no tengo héroes. La creación —y la creación musical también— es un terreno pantanoso, con el peligro de las arenas movedizas, de la falta de creatividad, siempre al acecho. Tampoco me gusta la crítica gratuita. Ese ataque a cualquier propuesta con el fin de mejorar la autoestima —“cuánto sé, que puedo decir que nada de lo que veo vale la pena” — también se da mucho en los círculos que frecuento. Y me hastía.

La escucha atenta y exigente es la mejor muestra de respeto que le podemos ofrecer al músico.

Buenas tardes.

1 comment:

Sam said...

Hola,

Me llamo Sam (samgigis.blogspot.com) y he descubierto tu blog por casualidad...
Me encantan tus fotos...supongo que llevarás muchos años (yo sólo uno) pero enhorabuena de verdad.
un saludo