2.7.10

ANÍMIC + WILL JOHNSON + SEWARD. CATÁLOGO DE DELICATESSEN


Ayer fue uno de esos días que finalizan con una sonrisa. El concierto conjunto de Will Johnson y Anímic fue un éxito rotundo a nivel artístico, lo que suele no acompañarse con el mismo éxito a nivel de público. Sin embargo, todos los que estuvimos allí durante la actuación disfrutamos de la calidad de sus propuestas musicales y de la complementariedad entre el cantautor tejano y el grupo catalán. Hablo de complementariedad y quizás el único pero —pequeño— que se le puede poner al bolo es que me esperaba una mayor integración entre las propuestas o, ya en el terreno de los sueños, la creación conjunta de nuevo material. No fue así, pero la estancia de Johnson en tierras catalanas se ha saldado con un concierto emotivo, compenetrado y lleno de buena música.

Comentaba ayer la cantante de Anímic, Louise, que la convivencia con el músico americano les ha cambiado la vida. No sé cómo afectará esta convivencia a la música futura del combo catalán pero, sólo por el concierto de ayer, la estancia ha sido más que provechosa.

Otra delicatesse para mañana. Seward en la sala Miscelánea, ¡a 4 euros!

Si no tienen la mala suerte de que un compromiso anterior les impida acudir, como es mi caso, no tienen excusa. Más información, aquí.

16.6.10

CONFRONTACIÓN


Dos sujetos, una persona que camina por la calle y una imagen enganchada en una pared quedan igualados, circunscritos a las dos dimensiones por obra y gracia de la emulsión fotográfica. La pérdida de la tridimensionalidad tiene estas cosas, se crean nuevas relaciones entre los elementos que forman una fotografía. Tomada en París, hace dos semanas.

Del mismo modo, perder la multidimensionalidad que conforma un grupo y quedarse solo a la espera de que lleguen tus compañeros puede provocar que uno deba enfrentarse a sus limitaciones solo, sin esa red protectora que crean los otros intérpretes a tu alrededor. Ahí lo tienen, sin trampa ni cartón. No digan que no les avisé.



Buenos días.

14.6.10

PARÍS YA NO AQUELLA PARÍS


Sigue viviendo de un pasado esplendoroso que deja en evidencia su presente. No se respira en ella esa pulsión vital que la hizo destino inevitable en los 50 y los 60. Adormecida, conformista, adocenada, París ya no vale aquella misa. Nada que ver con Berlín, en estos momentos auténtica capital europea.

Pero, a pesar de su conformismo, París ofrece sorpresas. Como descubrir, en un pequeño local, a The Ex junto a Getatchew Mekuria. Por un momento, el limitado escenario del Café de la Danse revivió esa energía y capacidad de innovación que París hizo sus banderas hace ya unos cuantos decenios.

Mi suerte es coincidir en ese momento y en ese lugar, casi por pura casualidad. Y que mi Minolta Autocord de los 50 estuviera preparada para ser testigo de lo que vi.

Buenos días.