3.2.10

PEQUEÑAS LOCURAS COTIDIANAS


Sí. Es él otra vez. Yo no tengo la culpa de que en una semana haya programado tres conciertos. Bueno, en todo caso mi culpabilidad estriba en no haberme perdido ninguno. Pero es que la recompensa merece la pena.

Hoy me apetece homenajear a ese grupúsculo de irredentos que deciden acudir a un concierto un martes cualquiera y, una vez finalizada la actuación, pretenden alargar todavía más la jornada y dedicarse un tiempo para tratar sobre lo divino y lo humano. Sin prisas. Aunque después se duerman apenas tres horas. Pequeñas locuras cotidianas, sí. Pero, en tiempos en los que nuestro interlocutor acostumbra a ser una pantalla, esos momentos de interacción personal, de intercambio de pareceres, no tienen precio.

Si no han tenido suficiente, aquí más.

Va por ustedes.

2.2.10

HEROICA



Sigue su camino con la determinación del guerrero y la convicción por la victoria. Esfuerzos, sinsabores, el precio que hay que pagar por abrirse camino únicamente gracias al trabajo. A ser profesional en la feria de las vanidades. Triunfará. Y le erigiré un pedestal. Porque se lo merece.

Otro ejemplo de esfuerzo. Pero de él hoy no les hablaré yo, sino La Vanguardia.

Esta noche pueden verlo en el Elèctric. Otro regalo para los sentidos.

Buenos días.

1.2.10

FORMAS DE EXPLICAR LA MISMA HISTORIA


Ayer volví a ver a Seward. Como saben, últimamente los he frecuentado mucho. Y explicar de nuevo su actuación es un ejemplo perfecto de los retos a los que se enfrenta un cronista, ya sea en imágenes o en palabras. A saber: la materia prima es más o menos la misma: los músicos sobre un escenario. ¿Cómo huir de la reiteración vacía? ¿Cómo explicar la misma historia sin ser superfluo? Esa contradicción entre las, a priori, escasas posibilidades combinatorias y lo que se destila de ellas es el meollo de la fotografía de conciertos.

Sabemos que en la imagen aparecerá un cantante, o un guitarrista, o cualquier otro músico. Pero, ¿qué está haciendo? ¿En qué momento se toma la imagen? ¿Qué se muestra y qué queda fuera de campo? ¿Dónde se focaliza la atención? ¿Cuál es la motivación —si es que existe— del fotógrafo para seleccionar lo que muestra y lo que no? ¿Describe la imagen lo que se vio en el concierto? ¿Es puramente descriptiva? ¿Interpretativa? ¿Está la imagen al servicio del músico o del fotógrafo?

Ante sus ojos, las botas de Adriano Galante. O cómo un pie en tensión puede mostrar la intensidad con la que un músico vive su música. Con todo su cuerpo, con todo su ser.

Ya ven, les he vuelto a hablar de lo mismo. Es que no tengo remedio. Pero, en el fondo, el tema no importa, es sólo una excusa para la reflexión.

Buenos días.