9.10.09

WIRE: NO HAY PASADO




Ayer escribí un panegírico a la mayor gloria de Margaret Fiedler, que ejercía de guitarra de apoyo a los Wire, sin apenas mentar al grupo que la contrató. Hoy intentaré deshacer el entuerto. En la fotografía Colin Newman, el líder de la veterana formación, trabajándose la guitarra durante su actuación en La 2 de la Sala Apolo. Presentaban “Object 47”, curioso título que indica el número de referencia de su nueva obra dentro de la producción del grupo. Sí, 47 “objetos” entre LPs y singles. Una vasta producción. Pero, al contrario de otros grupos veteranos, Wire miran al futuro y no a su glorioso pasado. Vivos y creativos. Algunos preferirán la urgencia de sus primeras canciones. Otros, la elaboración sonora de sus últimos trabajos. Sea como sea, un grupo que mantiene la chispa después de tantos años no es ya una buena noticia sino un milagro.

Les dejo con su último “objeto” hasta el momento. La canción que cierra su último álbum, llamada “All fours". Qué maravilloso trabajo de guitarras. Pura energía para empezar el fin de semana. Que lo disfruten.

8.10.09

ESCUDEROS DE LUJO: MARGARET FIEDLER


Los privilegiados que pudimos asistir a la descarga de energía de los Wire, ayer, en La 2 de Apolo, descubrimos, en el lado derecho del escenario y separada del grupo, a una guitarrista de soporte creativa y audaz. Imagino que un porcentaje reducido de la audiencia sabía que estábamos viendo a Margaret Fiedler, la vocalista y guitarra del dúo Laika, uno de los mejores grupos musicales que han emergido del Reino Unido en los últimos años. Su elección como acompañante para los Wire es lógica. La banda inglesa es reconocida por su capacidad para maridar el punk inteligente con todo tipo de ambientes sónicos en los que la distorsión electrónica y la realimentación tienen presencia destacada. Como Laika.

Fiedler es una gran guitarrista. Aparte de girar con los Wire, también ha sido acompañante de PJ Harvey en la gira en la que se comió a la competencia en el festival de Benicàssim, hace ya unos años. Una guitarrista inquieta y creativa que tiene que ponerse al servicio de otros para sobrevivir. El rock no siempre es éxito y luz de focos iluminando a la estrella. Su historia se escribe a menudo gracias a esos artistas minoritarios pero con una valía que sus propios compañeros de profesión son los primeros en reconocer.

Aquí, una muestra de sus interesantes texturas. Además, su voz es de lo más sugerente:



Buenos días.

6.10.09

BÉLMEZ: ENCAJADOS


La fotografía es una ilusión de tridimensionalidad. La conversión de tres planos a dos obliga a nuestro cerebro a interpretar esa profundidad que no se da ni en la película ni en el sensor. Ser consciente de ese lienzo en el que pintamos con luz es muy interesante a nivel compositivo. Y modificarlo con otros encuadres dentro del propio fotograma es un truco casi tan anciano como la fotografía.

En este caso, los Bélmez, encajados en el recodo de un pasillo. La esquina me permite esconder parcialmente a Jose Roselló (de perfil) y dirigir la mirada del espectador —o al menos, intentarlo, mediante la pared en diagonal— a la derecha del encuadre. El límite de la valla, siguiendo la arista de la derecha, cierra la composición y los limita todavía más.

Lo divertido del caso es que no tenía esa localización fijada de antemano. O, para ser exactos, no tenía ese encuadre en mi cabeza hasta que llegamos al sitio y lo vi. Fue en ese momento, mientras los colocaba para la foto, cuando todo cobró sentido.

Me encanta el jazz. Su colisión entre estructura e improvisación es lo que le da toda su frescura y emoción. Claro que los intérpretes de jazz suelen estar en la cuerda floja, más que los de rock. Llámenlo inconsciencia, pero esas cosquillas en el estómago son tremendamente adictivas.

Buenos días.