27.9.10

UNA MANO EN EL AIRE


Una mano inmóvil, en aire, congelado el movimiento que seguía el ritmo de la música. Una centésima de segundo fosilizada, que ha dejado de ser experiencia para convertirse en memoria tan pronto como el fotógrafo ha separado su dedo del disparador. La imagen detenida, en suspenso, es como el calderón en la música (Según la RAE, frase o floreo que el cantor o el tañedor ejecuta ad líbitum durante la momentánea suspensión del compás.). La congelación del instante, el recuerdo de una sensación, la capacidad evocadora de la fotografía.

A finales del XIX, se retrataba a los muertos. Seguro que más de uno se sentirá incómodo hacia esa antigua práctica en una sociedad como la nuestra que niega la enfermedad y la muerte. Simplemente, pretende que no existen. Hasta que nos llega el momento, claro. La fotografía como último memento mori, postrero intento de conseguir un recuerdo imborrable. Vana pretensión, pero humana. Como decía Fritz Lang, no importa el resultado, sino la lucha.

En la fotografía, Hindi Zahra, en el BAM 2010. Su voz tenía matices que hacían recordar a Billie Holliday. Su música era bastante menos inspiradora.

Buenos días.

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