30.9.10

MI BERLÍN


Hay canciones que requieren, que exigen de una cierta actitud. Hay canciones que deben interpretarse como quien parte el océano desde un mascarón de proa, inclinándose contra los elementos. Viendo a Olof Arnalds, me resulta evidente que estaba interpretando un estándar alemán de tiempos de la República de Weimar. ¡Ah qué tiempos aquellos en los que Berlín era un hervidero de libertad, cultura y depravación! Como si supieran que, en breve, sus ansias de vivir al límite se iban a ver frustradas bajo la férula nazi.

Olof Arnalds me retrajo a aquellos tiempos con una interpretación estupenda, cercana en timbre y sonoridad a la fabulosa Dagmar Krause, insuperada cantante de aquellas miniaturas trenzadas por Kurt Weill, Hanns Eisler y Bertolt Brecht. Fue todo un descubrimiento en el BAM de este año.

Buenos días.

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