A veces las fotografías nos susurran al oído, o nos gritan, o zarandean.
A veces, al tomarlas no nos damos cuenta de quién nos ha guiado. Dejándolas reposar, su lenguaje se hace evidente, diáfano.
A veces nuestra conciencia nos habla y no queremos escuchar. Quizá es que ni nos apercibimos. Demasiado ruido a nuestro alrededor, estímulos que nos aturden, rodeados de contornos desdibujados por la velocidad.
A veces hay que pararse.
Para escuchar.
1 comment:
Y que mejor manera de retratarlo, con estas fantásticas palabras, el cuál, no hace pensar que uno está loco, sino, que hay mas gente que piensa así!!
Un saludo Oscar : )
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