2.3.10

Y JILL TRACY COGIÓ LA LUNA CON SU MANO


O, si lo prefieren, elevó su mano entre acorde y acorde de tal manera que se alineó a la perfección con el foco, desde el punto de vista del fotógrafo. Éste, maravillado, no pudo hacer otra cosa que oprimir el disparador.

Como en el cuento Una mixtificación, de Edgar Allan Poe, en el que el protagonista confunde un insecto en la ventana con un monstruo de proporciones gigantescas que avanza sobre una lejana loma, nuestros imperfectos sentidos nos brindan, a veces, estos breves instantes de magia cotidiana.

Somos bien poca cosa sin ella.

Buenos días.

1 comment:

Admin said...

Un segundo antes, o un segundo después, no hubiera sido lo misma foto.
Buen disparo!

: ) Un saludo!!!