16.3.10

SIN GUARDAFARO


Algunas veces el entorno puede ser la perfecta alegoría de nuestro estado, o de nuestra condición. Un paraje desértico, azotado por el viento, inhóspito. Sobre el acantilado, se yergue la ominosa silueta del faro. Su lámpara de fresnel, ciega, inútil, incapaz de señalarnos los peligros. A su alrededor, cuevas trufadas de restos poco recomendables, y construcciones de defensa abandonadas.

Una sensación de extrañamiento, como de vivir en una realidad paralela o de haberte desplazado a otro tiempo. Una soledad que atenaza. Ese silencio ensordecedor del viento que no cesa.

Que estamos solos ya lo sabemos. Que lo recuerde la inmensidad que te rodea abruma. Sigo pensando en la protagonista de El Carnaval de las Almas, en sus momentos de desconexión con el mundo, en los que se silencia el entorno al tiempo que desapareces.

Porque no hay guardafaros, ni nadie que nos guíe en la noche. Caminamos sin rumbo por la orilla, unos creyendo que las brújulas nos orientarán, otros fiándonos de nuestro criterio, fortuna o suerte. Hasta que nos despeñemos. Hasta que sucumbamos.

Buenos días.

2 comments:

Comtessa d´Angeville said...

Pues así, hasta que nos despeñemos..

Alecsander said...

És el far de Punta Nati, no? Hi vaig estar fa anys a l'estiu i, de tan desolador, recordo que una entrada del mar que hi havia a prop em va fer por. Una por pura, genuïna, perquè sí. No m'imagino com deu ser ara, a l'hivern. Doncs res, dir-te que segueixo les teves fotos al fotolog des de fa temps i que m'agraden molt. Ara que he entrat en això dels blogs, m'alegra veure't per aquí.

Salut,

Àlex