9.2.10

LA PRENSA NO SE MUERE, LA MATAN DESDE DENTRO CADA DÍA



Un caso real que me ocurrió ayer. Me llega la petición de un rotativo de esos que vende sus contenidos cada día en el quiosco. Desean publicar una imagen de un concierto al que asistí. A ser posible, la imagen a coste cero, por favor.

Insisto, hablamos de una publicación que cobra a sus lectores por unos contenidos, pero prefiere no pagarlos. O sea, regálame esto, que yo ya lo venderé. Y me enriqueceré a tu costa, claro. No me refiero a revistas de tendencias, que fueron las pioneras en explotar a sus colaboradores a cambio del supuesto marchamo de modernez que uno conseguiría formando parte de su ejército de esclavos. No, la perversión ya ha llegado a los medios que se supone que eran serios. Se supone.

Me imagino la cara que se les quedaría a los fotógrafos colaboradores que esperan una llamada del medio para poder incrementar sus pingües ingresos del mes al enterarse que la empresa para la que trabajan les hace dumping a coste cero.

Hace poco tuvimos un interesante intercambio de pareceres sobre la situación de la fotografía. Mi contertulio aseguraba que las hordas de aspirantes a fotógrafos —pocas veces una profesión tan mal pagada ha tenido un aura tan apetecible y un número tan elevado de aspirantes— habían matado el sector con su disposición a regalar su trabajo a cambio de… ¿la celebridad?

Yo no estoy de acuerdo con culparlos a ellos. Siempre habrá aspirantes. Pero si un medio quiere seguir comercializando sus contenidos en los tiempos en los que vivimos, ha de aspirar a la excelencia. Si no, se diluye en el magma de internet. Si el medio no aporta un valor añadido, ¿cómo va a poder aspirar a cobrar por ello? Y, si no paga por sus contenidos, ¿cómo va a aspirar a aportar un valor añadido? Así de sencillo es todo. Lo único que me satisface es el pensamiento de que los medios que han renunciado a defender su integridad morirán aplastados por su propia codicia. El problema es que quizás nos arrastren con ellos.

Buenos días.

PD. Una imagen del concierto de Jóhann Jóhannsson y Hildur Gudnadóttir, el domingo en la Sala Apolo. Pueden asumir que mi mirada a la situación de la profesión es similar a la que muestra Hildur en la fotografía.

1 comment:

Unknown said...

Realmente es lamentable, es un pez que se muerde la cola. El caso es que ellos lo saben pero lo asumen todo por el coste cero-máximo beneficio y así les va...