19.10.09

LA PREGUNTA


—Si él mató a Freddie, ¿imaginas cómo sería despertar cada mañana? ¿Cómo podrías levantarte, actuar normalmente, beberte el café… ?
—Hagas lo que hagas, por terrible y perjudicial que sea, todo tiene sentido en tu cabeza. No hay nadie que se considere malo.
—¡Pero sigues atormentado, has matado a alguien!
—¿Tú no coges el pasado, lo metes en el sótano, y cierras la puerta? Eso es lo que yo hago.
—¡Dios, sí! Pero en mi caso necesitaría todo un edificio.
—Luego conoces a alguien especial y lo único que quieres es darle la llave y decirle “abre y entra”. Pero no puedes, porque está muy oscuro, y hay demonios. Y si alguien viera lo feo que es… Yo sigo deseando hacer eso. Dejar la puerta abierta. Dejar que entre la luz, limpiarlo todo. ¡Si pudiera coger una goma gigante y borrarlo todo, empezando por mí mismo… !


El diálogo entre Peter Smith-Kingsley y su amado Tom Ripley forma parte de la película “El talento de Ripley”, de Anthony Minghella, basado en la primera novela que Patricia Highsmith dedicó a Ripley, el asesino y gangster con graves problemas de aceptación de su propia personalidad. El guión, también del propio Minghella, hace lo correcto al enfrentarse a la adaptación de una novela. Cambia todos los detalles necesarios para dotar a la película de mayor sentido, pero respeta el espíritu original. De hecho, el diálogo que transcribo entre Ripley y su amante (un personaje totalmente inventado por Minghella, pero que le sirve para evidenciar la homosexualidad latente del protagonista) es una creación para la película que no aparece en la narración original. Pero el diálogo también ofrece una relevante información sobre la personalidad de Ripley, escindida, con una gran falta de autoestima y débil de carácter, limitaciones que intenta vencer con la suplantación. Porque Ripley es el gran vampiro. Se nutre del carisma de aquellos a los que admira, los imposta y acaba sustituyéndolos.

Ripley es apasionante porque nos muestra ese sótano sórdido que todos tenemos más o menos colmado. Su total amoralidad y la brillantez con la que soluciona las situaciones comprometidas en las que tiene que actuar de forma inmediata —esa capacidad es su talento real— nos fascina por su huída hacia delante, por la creación de su personaje, una coraza ante el mundo, aunque por dentro este vacío.

Ripley nos pregunta quiénes somos realmente.

Buenos días.

1 comment:

SUE said...

Me he quedado "pasmada" con la foto. Que bien que me haces caso.jejeje.Me gusta mucho, mucho.

En breve tendrás noticias mías,óscar.

Se agradece el beso de principio de semana para tomar impulso.

Otro de vuelta a Barcelona. Vía zeppeling.