EL SENTIMIENTO ES LA RECOMPENSA

Domingo dedicado a una sesión de fotos. Acompañado por una inmensa modelo, una maquilladora que es mucho más que eso y una cámara que se diría que es una pieza de orfebrería. La felicidad debe de parecerse mucho a lo que vivimos ayer. A pesar del calor, las propuestas poco menos que imposibles de llevar a la práctica y los ataques inmisericordes de las zarzas en nuestras breves incursiones campo a través.

No tengo todavía las fotos, pero desde ya puedo afirmar que el sentimiento es la recompensa.

No me malinterpreten. Quiero dar todo lo posible de mi cuando fotografío, deseo que las imágenes sean las mejores que puedo conseguir. Si no es así, me frustro. Pero los sentimientos, la pasión que se genera en medio del proceso, son elementos indispensables y justificantes de todo el esfuerzo. Si no existe ese sentimiento, nada vale la pena. Si, además, las fotos son aceptables, miel sobre hojuelas.

Les pondré un ejemplo. Se llama Andy Latimer. Guitarrista, compositor y líder del grupo Camel. Un conjunto que, aparte de ser un homónimo de una conocida marca de cigarrillos, nunca ha logrado un estatus mayor que de secundón. Latimer, que está en proceso de recuperación tras un transplante de médula ósea, ha luchado siempre por seguir los dictados de su corazón, por componer e interpretar aquello que le emociona, sea o no valorado por la crítica y el público. No habrá conseguido grandes audiencias, ni una cuenta corriente saneada. Pero parece feliz.

Les adjunto una actuación en la que interpreta un tema titulado “Ice”. Cuentan que lo compuso inspirado por un inhóspito paraje islandés que divisó a través de la ventana de su hotel mientras esperaba ir a actuar. Quizás la música les guste. Quizás les asquee. Pero observen atentamente sus expresiones mientras hace cantar su guitarra.



Lo que les decía. El sentimiento es la recompensa.

Buenos días.