23.2.09

TRAPEROS


Hace tiempo que quería fotografiar a uno de mis vecinos. Utiliza un local como tienda de cachivaches de segunda mano. Hace un tiempo, lo intentó vender como residencia pero tuvo que quitar el letrero. Seguramente una inspección denunció que no disponía de cédula de habitabilidad y que, por lo tanto, no podía colocarse en el mercado como vivienda. Desde entonces, ha puesto el letrero “se vende local” y pasa las tardes en su propio aleph de los trastos, mirando la televisión en un receptor en blanco y negro o releyendo diarios que amarillean.

Rodeado de objetos inútiles que se amontonan hasta el techo. Siempre me ha parecido la perfecta alegoría de nuestra sociedad del consumo. Nos abarrotamos de productos que no tenemos ni siquiera tiempo de disfrutar pero hemos de poseer. La vacuidad no es menor si se llenan las habitaciones. Pero seguimos haciéndolo. Si los trastos se amontonan en derredor, nos podemos creer el centro del universo. Frío, inhóspito y estéril, pero universo.

Buenos días.

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