24.1.12

A VUELTAS CON EL INSTRUMENTO


—¿Eres fotógrafo? Yo también. Pero de Leica, ¿eh?

De Leica. Otra vez con lo mismo.
Como si la posesión de una de esas cámaras otorgase el carnet de pertenencia a un club privilegiado. El de los buenos fotógrafos. El de los conocedores. Aquellos que sólo se conforman con la excelencia. 
Cuanta más importancia se le otorga a las herramientas, menos reviste el producto final, la imagen, que es la que nos debería definir como fotógrafos.
¿Quieren descubrir a alguien que no tiene ni idea de fotografía? Muy fácil. Él mismo se delata. En cuanto afirme “¡con esa cámara ya podrás!”, o “yo soy de Canon, porque Nikon…” (o viceversa).
¿Quieren saber si alguien puede llamarse fotógrafo? Pues miren sus imágenes, no la cámara que pende de su cuello. Y decidan por lo que ofrece al mundo, no por lo que consume para lograrlo.
¿Analógico? ¿Digital? ¿Leica? ¿Holga? Irrelevante. Enséñame tus fotos.
He sentido las miradas de superioridad de aquellos fotógrafos de prensa diaria que iban a cubrir un macroconcierto con un 400 2.8 y sonreían al ver que me presentaba con un 70-200 y un duplicador. He notado la envidia de algunos que utilizaban una cámara de gama baja y me echaban en cara utilizar una de gama media. Los dos extremos se tocan. Ninguno analizaba las imágenes, sólo el equipamiento.
He visto fotógrafos que crean obras de arte a partir de imágenes de teléfonos móviles. Conozco a otros que sólo captan imágenes mediocres con equipamiento del más alto nivel. He visto algunos que echaban pestes del equipamiento digital hasta que han aparecido clónicos de las cámaras vintage, que imitan la apariencia más que la sustancia, pero, en el cuello, parecen aportar el marchamo de “este sí es un fotógrafo”. Algunos juran que nunca utilizarán cámaras sin visor óptico. Otros, que lo digital es vídeo, no fotografía.
Me da igual lo que digas. No lo critico. Me es indiferente. Enséñame tus fotos.
Tengo dos cámaras Leica y varios objetivos. Utilizo muchas otras cámaras. Me gustan. Disfruto conociéndolas, interactuando con ellas y descubriendo, durante el proceso de adaptación, qué instrumento se adecua a lo que necesito en cada momento. Deseo conocer sus fortalezas y debilidades. Saber cuál se acerca a “mi personalidad fotográfica”, si es que ello existe.
Admiro la perfecta fusión entre forma y función de las Leica originales. Las considero ejemplos de excelencia en el diseño industrial, pero nunca se me ocurriría definirme como “un fotógrafo de Leica”. Sería como decir “Soy escritor, pero de Parker 51”. Enséñame tus escritos. Enséñame tus fotos.

4 comments:

Light yourself a candle said...
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alba najera said...

chapó! o tengo un blog de fotografia de conciertos , puedes pasar a mirarlo y opinar.

Alfredo Arias said...

Muy acertado tu comentario. Me encanta el punto de vista en el que me veo muy reflejado por vivencias propias. Aun así no puedo dejar de babear cuando veo una preciosa Leica, que por lo normal va colgada del cuello cde algún odontologo, jeje. Así es la vida.

Sònia said...

Nunca podría haberlo dicho mejor..un saludo!