26.4.11

SIGNO DE LOS TIEMPOS


Como considero la fotografía no sólo como un modo de vida, sino también como un modo de subsistencia, lamentablemente no acepto colaboraciones que no sean remuneradas. De todos modos, te agradezco el interés y la amabilidad al ponerte en contacto conmigo.

Enviado hoy como respuesta a la petición de publicar una fotografía sin contraprestación económica.

Si no valoras tu propio trabajo, nadie lo hará.

En la imagen, Edith Crash, telonera de J Mascis. Durante la actuación explicaba que nos podíamos descargar gratis su música, muy recomendable, por lo que sonó en su concierto.

No sé quién de los dos se equivoca, quizás ambos.

5 comments:

papapol said...

o quizás ninguno de los dos....
saludos

Anonymous said...

http://graffica.info/2011/04/30/el-coco-de-la-copia/

Unknown said...

Si no lo has leido te recomiendo el articulo de Fontcuberta en el suplemento Cultura/s de La Vanguardia del pasado miercoles: la POSTFOTOGRAFIA.

Óscar García said...

Gracias Jorge,

Sí que me lo he leído. Es muy interesante lo que aporta Fontcuberta, pero se deja cosas en el tintero. Como por ejemplo, que los medios son los primeros interesados en fomentar esa pérdida de valor de la fotografía para así reducir sus costes en una carrera absurda en la que la acabarán por perder el poco valor que les queda.

Respecto a F., es muy bonito todo eso que se apunta de que el arte no es mercado y tal, pero ¿de qué vive el artista? ¿Por qué nadie se pregunta eso?

Unknown said...

Bueno, lo que creo que dice es que la inmediatez se ha impuesto a la calidad, y que el sentido, el pie de foto, digamos, se ha impuesto al contenido, a la imagen, y este sentido es dado por unas nuevas figuras, los nuevos popes, es decir, los comisarios. Lo que implica que el nuevo artista es el comisario. El que selecciona y recicla de los millones de imagenes existentes algunas para formar su discurso.

Muy desalentador.

Y a todo esto tal vez sean las nuevas tecnologias, internet y demas las que han dinamitado todo y esten generando al mismo tiempo el escenario de nuestra libertad y de nuestra miseria.

Y los medios se aprovechan de esto, claro.