
Nos gusta mirar películas de terror, asustarnos de alienígenas amorales, conocer las motivaciones de asesinos en serie, de monstruos fácilmente identificables. Pero los monstruos de verdad estén entre nosotros. Camuflados. Y no se distinguen por su agresividad exagerada, ni por su ensañamiento con las vísceras. Los monstruos cotidianos también aman la oscuridad, sí. Y se mueven entre las sombras, pacientes. Gestan su ataque con mueca inocente. Amagan sus colmillos a pesar de las sonrisas. Niegan sus intenciones. Pero hay un brillo acerado en sus ojos, un velo de inhumanidad que traspasa el disfraz. Mírenlos directamente a los ojos... y asústense.
En la foto, a la derecha, una Gorgona de HR Giger. La exposición de sus obras fue, quizás, lo único trasgresor que encontré en mi último viaje a San Sebastián. A la izquierda, Meritxell, un trasunto de la comandante Ripley.
Que el día y la noche les sean propicios.
2 comments:
Son muchos y...
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a veces
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nos miran.......
Hasta me ha hablado, hoy.
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Me haré adicta
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