17.7.06

Dejà vu




Acabó el Summercase dejando una imagen de experiencias ya vistas, ya vividas. Finalizó el festival y uno tenía la sensación de no saber si estaba en Benicàssim o en el Forum. En el Primavera, no, que ese es harina de otro costal.
Pocas sorpresas, pues. Viejas glorias que arrastran su decadencia (New Order, Happy Mondays), enormes secundarios (Rufus Wainwright, Sparks) y el incendio (Primal Sream). Impresiona ver a Bobby Gillespie totalmente ido por substancias psicotrópicas mientras es capaz de entonar hasta la última sílaba de sus canciones. Se desplaza por el escenario, trastabillando, se le caen los pantalones, saluda al público desde el foso con los ojos hundidos, ausentes, pero chilla y berrea con toda la fuerza del rock. No sé hasta cuándo podrá soportar su cuerpo los excesos a los que lo somete, pero impresiona.
Respecto al Summercase, la colocación más cercana de los escenarios me impide hacer una valoración ajustada del público, pero me pareció que había bastante gente. En el haber del festival también cuento la excelente sonorización de todos los espacios y que no se mezclaba el sonido como temía en un principio. Además, la proximidad de los escenarios permitía ir picoteando de varios conciertos, una actividad obligada vistos los horarios impresentables que diseñó la organización.
En el debe, aparte de los horarios, el horrible servicio de restauración. No se puede crear un festival para grandes audiencias y montar sólo tres puentos de venta de tickets de comida y bebida. Es casi inmoral.

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